Num. 5, Vol. 1 (2017)

ISSN:2616-4574

DESARROLLO SOCIAL Y AFECTIVO EN LA INFANCIA

Carlino Iván Morinigo

Resumen

Junto a los avances en el desarrollo cognitivo del niño de esta etapa se producen grandes progresos en la formación de su personalidad y de su autonomía. El progresivo descentramiento de su único punto de vista y la posibilidad de analizar las personas y las cosas que le interesan desde distintas perspectivas le permite hacerse una idea sobre sí mismo y sobre la realidad circundante. Superado el egocentrismo de la etapa anterior el niño va siendo capaz de valorar los aspectos positivos y negativos de las personas próximas y de sí mismo en comparación con sus compañeros de edad. Estos adquieren gran importancia y siguiendo una de las líneas evolutivas marcadas por A. Freud, del egocentrismo a la camaradería, se puede afirmar que se supera la fase en la que el compañero es alguien con el que se comporten simplemente juegos para pasar a la fase de considerarlos como compañeros de los que se conoce sus sentimientos, cualidades y defectos y con los que se compara, compite, etc. Desde la óptica psicoanalítica, la solución de los conflictos edípicos permite al niño la constitución definitiva de sus instancias psíquicas, y el desplazamiento de sus intereses hacia el conocimiento y control del entorno. Las pulsiones sexuales no se manifiestan directamente sino que permanecen latentes y se expresan, en cambio, las inquietudes intelectuales respecto a la compresión del entorno. Se produce un avance importante en la construcción de la identidad del niño. Progresivamente el niño se libera de la rigidez del superyó inicial y aprende a valorar con relatividad las conductas y las características personales de sus padres. La solución edípica permite que los padres no sean vividos ya de forma totalmente radical como objetos de amor u odio, según los momentos, sino que van siendo vistos con cierto relativismo con sus defectos y cualidades, circunstancias, etc. El escenario donde se producen los acontecimientos importantes se desplaza de la familia a la escuela. Ello no significa que la familia deje detener importancia sino que justamente permanece en segundo plano para ayudar a elaborar los conflictos y vivencias que ocurren en la escuela. Expondremos, en este capítulo, cada una de las dimensiones del desarrollo social, la constitución de la identidad y el desarrollo social y moral. En los siguientes, capítulos 16 y 17, en cada uno de los niveles de edad en los que hemos dividido la etapa, se exponen más en concreto los progresos característicos de cada uno de ellos, así como el papel específico en el desarrollo de las relaciones en los distintos medios sociales, familia, escuela, etc.

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